14 Abr2015
Los ganaderos al sur del Duero aprenden a protegerse del lobo, que se ha adaptado a los paisajes abiertos de la campiña.
Fernando Pastor, un ganadero de ovejas criadas de forma extensiva y en ecológico en Armuña (Segovia), es precavido. No le queda más remedio. Aún tiene muy presentes los ataques del lobo registrados hace ocho años en el pueblo. Por eso, enseña con cierto orgullo el pastor eléctrico en el que guardará el ganado si aparece el temido carnívoro: una valla-redil con una malla de nailon y un hilo con corriente eléctrica conectado a una batería. "Es un sistema eficaz. Si el lobo sufre una descarga, ya nunca se acercará, porque relaciona la valla con la descarga", comenta.
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