Beneficios de la Alcahofa!
La alcachofa es una inflorescencia originaria del norte de África y del sur de Europa.
Su mejor temporada es en otoño y mediados de invierno, aunque también la podemos encontrar en primavera.
Existen muchísimas variedades, aunque la más cultivada y la que más se consume en nuestra tierra es la alcachofa Blanca de Tudela, que tiene una forma redondeada y un orificio circular en la parte superior, de sabor ligeramente amargo y crujiente.
Es una verdura con un bajo aporte calórico pero rica en fibra, en vitaminas y minerales. Destacan las vitaminas B1, C y B3, y en minerales el potasio, magnesio, fósforo y calcio. Hay que decir que la alcachofa es la verdura que más fibra contiene por lo que resulta idónea para las personas que sufren estreñimiento. No obstante, debido a este alto contenido en fibra, pueden resultar flatulentas para las personas susceptibles.
Entre este alto contenido de fibra, encontramos una que resulta especialmente interesante por sus beneficios respecto la flora intestinal. Estamos hablando de la Inulina, un hidrato de carbono no digerible por nuestro sistema digestivo, que llega prácticamente inalterado a los intestinos, donde es utilizado por la flora intestinal para su correcto mantenimiento.
Además de la Inulina, las alcachofas contienen Cinarina, una sustancia responsable del sabor ligeramente amargo de la alcachofa, que aumenta la secreción de bilis, ayuda a reducir los niveles de colesterol y triglicéridos y tiene propiedades diuréticas. Gracias a esta sustancia, el consumo de alcachofa es perfecto para las personas que sufren enfermedades del hígado, la vesícula biliar y las vías biliares.
Para saber si las alcachofas son frescas, nos fijaremos en que sus hojas estén bien cerradas, tengan un buen peso y que el tallo sea firme y no presente ningún corte.
Las alcachofas pueden tomarse tanto crudas en forma de ensalada, donde se aprovechan todas sus propiedades, o bien cocidas. Las podemos hervir con una pizca de sal, freírlas o bien cocinarlas al horno o al microondas. Si las hervimos, se recomienda no cocerlas durante mucho rato y utilizar el mínimo de agua posible para evitar que se pierdan tantos nutrientes. No obstante, es aconsejable aprovechar el caldo que queda, puesto que es allí donde quedan las sustancias beneficiosas.
Lo ideal es consumirlas justo después de haberlas comprado, pero si queremos conservarlas, las podemos guardar en la nevera hasta una semana, remojándolas en agua como si fueran flores. También podemos cocer los corazones y congelarlos, de esta manera aguantan unas cuantas semanas. Eso si, una vez cocinadas y si no las congelamos, refrigeradas se deben consumir antes de dos días, puesto que a partir de aquí empiezan a producir unas sustancias tóxicas para el organismo.
Para evitar que se ennegrezcan una vez cortadas, las podemos conservar con un poco de zumo de limón o vinagre. Cuando nos las comemos, es conveniente retirar las hojas más exteriores puesto que son demasiadas duras y no tienen buen sabor.
Si las alcachofas que hemos comprado no son frescas sino que son de conserva, para eliminar la acidez que se produce durante su conservación, es recomendable blanquearlas con agua hirviendo durante unos minutos.