13.5.1. Erosión

La erosión puede ser hídrica y eólica. Es un proceso natural y útil ya que interviene en el equilibrio entre formación del suelo, a partir de la roca madre, y la erosión del mismo para evitar que éste no sea excesivamente grueso, lo cual conllevaría una pérdida de fertilidad. El hombre rompe el equilibrio de la erosión natural favoreciendo la erosión acelerada, es decir, favoreciendo el proceso con una serie de actuaciones a las que se suman unas condiciones climáticas particulares. Normalmente, las zonas afectadas reciben escasa pluviosidad, pero cuando llueve, suele hacerlo intensamente, de forma torrencial. La poca vegetación que ocupa estas áreas (por diversos motivos como incendios, talas, etc.) no es capaz de retener eficazmente el suelo. A medida que éste se va perdiendo, la capacidad de filtración se reduce y el agua caída corre sobre la superficie arrastrando aún más suelo. Las aguas de escorrentía se desplazan hacia zonas más bajas en donde depositan los materiales que arrastran provocando la colmatación de embalses, inundaciones por relleno de los cauces, eutrofización de las aguas y pérdida de fertilidad de las tierras ribereñas.

Por otra parte, el suelo recibe y acumula contaminantes procedentes de la industria y de la actividad agricola y ganadera. Los metales pesados inhiben la actividad microbiana encaminada a la degradación de la materia orgánica, con el consiguiente empobrecimiento del suelo.

Las modernas prácticas agrícolas con explotaciones intensivas, sin tiempo para la recuperación, y la utilización de tierras marginales en precario equilibrio son también causas de la degradación del suelo. El uso agrícola intensivo, el desbrozamiento y el tratamiento con pesticidas y fertilizantes reduce la diversidad biológica del suelo. La maquinaria pesada lo aplasta reduciendo la capacidad de infiltración del agua y la porosidad dificultando el avance de las raíces.

Otras actividades humanas destructoras del suelo son la ganadería intensiva, los abusos de la minería, el uso de suelos fértiles para la expansión urbana e industrial, las repoblaciones en suelos inapropiados, etc.

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