En los estudios para evaluar los impactos ambientales se utilizan los indicadores de impacto. Un indicador es un elemento del medio afectado, o potencialmente afectado, por un agente de cambio. Debe ser representativo, relevante, cuantificable y de fácil identificación para poder ser utilizado como indicador.
A la hora de valorar el impacto, se considera la magnitud y la importancia de la alteración. La magnitud se refiere al número de hectáreas afectadas mientras que la importancia seria determinar si esas hectáreas son de encinar, pinar, pastizal, etc.
El reglamento de Evaluación de Impacto Ambiental establece una escala de magnitud para clasificar y cuantificar la alteración en crítica, severa, moderada y compatible. Sin embargo, no es real hablar de umbrales aceptables. ¿Existe un umbral aceptable para matar buitres, por ejemplo?. Es díficil establecer escalas de magnitud como reglas matemáticas.
Los efectos del impacto pueden ser reversibles o irreversibles y recuperables o irrecuperables.
Hay que determinar el plazo temporal del impacto, éste puede ser inmediato o aparecer, por ejemplo, un año después de la actuación. El plazo de duración del impacto los clasifica en temporales y permanentes.
Los impactos también pueden ser simples, sinérgicos (como la combinación en la atmósfera de los contaminantes que originan la lluvia ácida) y acumulativos (como la acumulación de plomo o DDT en el organismo).
Se debe considerar la probabilidad de que se produzca el impacto, el área afectada por éste y la importancia del mismo. Al considerar esto último siempre habrá algún punto en el que la catalogación de importante será subjetiva. Por ejemplo, ¿qué es más importante el empleo social o la fauna?. Al llegar a cuestiones tan subjetivas, la decisión última suele ser puramente política.
La dirección a seguir a la hora de intentar caracterizar un impacto pasa en primer lugar por definir la situación pre-operacional, es decir, "qué se tiene". A partir de ahí, el resto es hacer una operación de simulación, o sea, predecir de qué manera una determinada actuación puede alterar o modificar ese estado inicial previo al impacto. Quiere esto decir que aunque se conozcan determinadas causas-efectos, no se puede establecer una "lista de impactos ambientales" para ser aplicados en cada ocasión, sino que siempre hay que partir desde un conocimiento lo más exhaustivo posible de la situación inicial que es lo que dará información sobre las posibilidades de alteración. Nunca existirán dos casos iguales.