Seguidamente se observará como afectan las variaciones de temperatura a los seres vivos:
La mayor parte de organismos viven con temperaturas comprendidas entre los 60°C y los 0°C. El primer límite corresponde al valor crítico de alteración de las proteínas, mientras que el segundo corresponde a la formación de cristales de hielo en el medio intracelular. No obstante, la mayoría de organismos presentan una tolerancia térmica mucho más restringida. Mucho antes de llegar a la alteración de las proteínas, las temperaturas elevadas pueden causar graves deshidrataciones. En las regiones donde las temperaturas son muy rigurosas (inviernos fríos y períodos cálidos y secos), los organismos han desarrollado conductas y han adquirido adaptaciones que les permiten sobrevivir durante las estaciones desfavorables. Por ejemplo, migraciones, letargos, invernaciones, o cambios fisiológicos (espinas, pelos, cutículas), descenso del punto de congelación en plantas e insectos (glicerol), congelación selectiva, enquistamiento.
La temperatura es un factor que limita la distribución de los seres vivos. Desde un punto de vista ecológico, el control o regulación térmica independiza a los organismos de las limitaciones impuestas por la temperatura externa.
Los organismos pueden dividirse en dos categorías según sea su relación con la temperatura ambiental:
- Ectotermos : para mantener su temperatura corporal dependen de fuentes externas de calor.
- Endotermos : regulan su temperatura corporal mediante la producción de calor. El aumento de la temperatura suele producir un incremento metabólico, que se traduce en un mayor consumo de oxígeno.
Una temperatura constante optimiza un gran número de reacciones enzimáticas y todo lo que ayude a conseguirlo está recogido por la selección natural.
Existen dos conceptos importantes relacionados con la temperatura: