El agua dulce de ríos, lagos, arroyos, etc. representa menos del 0,01% de la reserva total del agua del planeta. Esta provisión, que continuamente se repone en forma de lluvia o nieve, llega a menudo contaminada por los productos que el hombre libera a la atmósfera y al suelo.
El agua al caer a tierra, fluye por ella en dirección al océano cargándose de partículas y material disuelto en parte de procedencia natural, en parte de procedencia humana.
El agua dulce como recurso está desigualmente distribuida y explotada. La agricultura, a nivel general, es la actividad que mayor consumo realiza. El agua puede contaminarse con dos tipos de residuos: orgánicos e industriales.
Ambos tipos de residuos pueden llegar al agua o por vertidos directos, de forma indirecta (como la contaminación de aguas subterráneas por los vertederos) o por vía atmosférica (deposición seca o humeda). Cuando las precipitaciones de lluvia ácida caen sobre las masas de agua dulce, propician su acidificación.