La naturaleza de esas interacciones vienen definidas por dos factores bióticos : las necesidades fisiológicas y el tamaño relativo de la población. Se pueden distinguir cuatro casos:
- Dos poblaciones con nichos ecológicos separados. Cuando dos especies son vecinas y sus áreas de distribución son diferentes, sus nichos pueden estar separados. Son especies alopátridas. La separación geográfica bastaría para impedir la competencia.
- Parte del espacio ambiental de una especie puede solaparse con el de otra especie.
- Los dos nichos estén superpuestos y coincidan casi exactamente, son especies en alopatría contigua. La competencia es total.
- Un nicho está totalmente incluido dentro del otro. Se denominan especies simpátridas. Una especie acabará excluyendo a la otra.
El nicho es un resultado de la competencia interespecífica. Así, la competencia influye directamente sobre la distribución geográfica.
En el caso de especies introducidas, la competencia normalmente se desencadena a favor de estas especies y en contra de las especies autóctonas.
La competencia incluso influye en la distribución de los biótopos en una misma localidad. Este es, por ejemplo, el caso de la competencia interespecífica entre dos especies de ratas :
Rattus rattus (rata de campo) y Rattus norvegicus (rata de alcantarilla) son especies vecinas. Rattus rattus es una especie menos ligada al agua que Rattus norvegicus, tiene una amplitud de nicho mayor. En el siglo XVIII se introdujo Rattus norvegicus en las ciudades que desplazó a Rattus rattus de las alcantarillas. Rattus norvegicus tiene un nicho más concreto, es decir, tiene una mayor especialización. La solución a esa competencia fue la de ocupar biótopos diferentes. Rattus norvegicus ha ocupado las alcantarillas y Rattus rattus se ha visto desplazada a biótopos menos ligados al agua (desvanes, graneros, etc).