Constituye un ejemplo de ciclo simple pues no interviene la atmósfera, solamente el agua y el suelo. El fósforo es constituyente esencial de los seres vivos (ácidos nucleicos, membranas, huesos etc).
Es considerado como el elemento limitante de la producción biológica debido a estar integrado en un ciclo abierto. Cantidades muy importantes de fósforo quedan inmovilizadas en el suelo o en los sedimentos de lagos y sobretodo, oceánicos, en forma no asimilable por los organismos. Esta fijación consiste en la formación de derivados insolubles (fosfatos de hierro, alumínio, apatito...).
La gran reserva de fósforo está representada por las rocas tipo apatito (fosfato tricálcico) que por descomposición ceden fosfato hacia los ecosistemas.
La masa orgánica del suelo desempeña un papel de amortiguador biológico. Si es abundante y su renovación ocurre rápidamente gracias a la presencia de poblaciones microbianas activas, el suelo es constantemente alimentado con fósforo asimilable, sin que tenga tiempo de fijarse.
Con el lavado de los suelos los fosfatos solubles son arrastrados hacia los sistemas acuáticos. Estos fosfatos alimentan al fitoplancton y a las cadenas tróficas con el relacionadas. Cuando los organismos mueren el fósforo se hunde, parte en los sedimentos poco profundos (parte recuperable por el ecosistema) y otra en los profundos (parte perdida).
Así pues, el fósforo se encuentra en los ecosistemas en cantidades muy escasas, constituyendo por ello el factor limitante de la producción biológica. El ciclo del fósforo plantea problemas preocupantes para las generaciones futuras debido al agotamiento de las reservas, que se pierden irreversiblemente hacia el fondo de los océanos.
Por otro lado, debido a la actividad humana (detergentes, abonos), importantes cantidades de fósforo son vertidos en los ecosistemas apareciendo la eutrofización de los sistemas acuáticos por desarrollo masivo del fitoplancton que cuando muere es descompuesto por grandes cantidades de bacterias y otros organismos heterótrofos que consumen el oxígeno necesario para los peces y otros animales acuáticos.
